El juego de la rayuela

“La mejor forma de ocultar algo es dejarlo a la vista de todos”

Así lo sabían los iniciados del pasado, desde templarios a cabalistas, pasando por eruditos cristianos que camuflaron su doctrina secreta en juegos y cuentos populares.

En la rayuela, los niños deben tirar una piedra (el alma) y avanzar de casilla en casilla, de estado en estado. Como bien lo relata Julio Cortazar en su famosa novela del mismo nombre sobre este juego:

“Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo”

Aunque se puede fechar la rayuela en la antigüedad remota, lo cierto es que hasta el renacimiento no tenemos constancia escrita del juego. Inspirado directamente en “La Divina Comedia” de Dante Alleghieri, que como sabemos, y si no lo sabes, aquí estamos para contártelo, va sobre un viaje desde el infierno hasta el cielo buscando al amor de su vida. Viaje en el cual pasará por diferentes estados o pruebas, entre ellas el purgatorio.
La rayuela es un eje, un trazado bidimensional que une los tres mundos conocidos, o de los que nos han hablado en todas las creencias y religiones: el mundo subterráneo (inframundo), la tierra y el cielo.

¿Y qué personaje nos cuentan las leyendas que es capaz de viajar por estos tres mundos? Nada más y nada menos que Hermes Trimegistro, el tres veces grande, poseedor de las llaves de los tres mundos. Así que ya sea en la forma de Dante o de Hermes, te invitamos a que pongas a prueba tu alma (y tu destreza) para conseguir el cielo.

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